sábado, 25 de octubre de 2014

No salía nunca, por Ainhoa P. de 3º C


Fátima era una niña de Afganistán que llevaba trece años encerrada en su casa por el hecho de ser mujer en un país tan peligroso e inseguro para las mujeres. No salía nunca ni iba a la escuela, ni se relacionaba con niños que vivían a su alrededor.

A los catorce años recién cumplidos le permitieron por primera vez salir a la calle como una persona normal, siempre y cuando Fátima tuviera la cara tapada con un burka completo y estuviera acompañada por su padre.

Fátima descubrió que había niños que asistían a una escuela a estudiar y ella sintió un gran entusiasmo por acudir a ella y aprender, así que decidió consultarlo con sus padres. Su madre estaba de acuerdo con su ilusión de ir, pero su padre no estaba conforme por la inseguridad de los edificios escolares y porque no permitía que Fátima recibiera clases al lado de ningún hombre, de manera que la joven no pudo asistir a ninguna escuela.

Sus estaban cada vez peor económicamente y pasaban muchísima hambre. A los pocos meses, Fátima comenzó a enfermar, a medida que pasaba el tiempo se encontraba más débil y no podía ir a ningún médico por la falta de dinero y por la mala estabilidad que había en su país.

Cuando su abuela se enteró, decidió acogerla a ella y a sus padres en su casa, pues vivía en una ciudad española llamada Alicante.La anciana llevaba viviendo en en España toda su vida y siempre había disfrutado de una buena vida, aunque no tenía mucho dinero, pero sí lo suficiente para sobrevivir y para mantener a Fátima y a sus padres y pagarles todo lo que necesitaran.

De inmediato viajaron a España, estuvieron viviendo perfectamente allí y por fin Fátima pudo ir a una escuela con niños y niñas, donde hizo muchos amigos, estudió y fue muy feliz.

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